Despedida.

Una horrible sensación irrumpió en mi cuerpo cuando él pronunció esas palabras.

— ¿Eso es todo lo que soy para ti? — Pronuncié atragantando las palabras en mi interior. Entre los sollozos que estaba tratando de contener y la ira que inundaba mi mente no podía concentrarme lo suficiente como para poder decir otra cosa.

Se volvió, impasible a mis palabras, caminando hacia la puerta. En sus facciones no notaba nada de dolor, arrepentimiento, o siquiera compasión hacia mí, que estaba con una expresión atónita y lágrimas desbordándose de mis ojos hacia mis mejillas.

— ¡Dímelo! —Le espeté corriendo a su alcance y jalándolo por su camiseta. — ¡Dime qué signifique para ti todo este tiempo!
Se detuvo sin mirar atrás en mi dirección, y las siguientes palabras que salieron de su boca sin un mínimo atisbo de dolor:

—Nunca te ame, ¡no seas ilusa! Nunca me importo qué pasara contigo. No significaste nada para mí. Eras un juguete nuevo Ally, ¿En serio no te diste cuenta? — Una carcajada fría y sin alegría fluyó por sus labios y perturbada por sus palabras solté su camisa de mi agarre. — Fuiste mi objetivo desde el momento en que te vi — Se volvió para mirarme a los ojos. — pero no porque estuviera enamorado ni porque quería tenerte como novia o algo parecido. Solo me fije en ti porque eras una niña muy linda Ally — Tomó mi rostro entre sus manos y yo me deshice de ellas con un fuerte movimiento atrás. —Todavía pienso que eres jodidamente linda, pero sólo eso… eran tus curvas cariño. — Me sonrió de una manera cínica mirándome de arriba hacia abajo.


El instinto de supervivencia me decía que me largara de ahí, que él estaba lo suficientemente borracho para cometer una locura, pero la sed de venganza que recorría mí ser, desterró ese presentimiento, sólo pensaba en cómo podía verlo sufrir por ese horrible momento que me estaba haciendo pasar.

Sonreí, no era una sonrisa tierna o tranquilizadora, ni siquiera orgullosa, era una imitación de esa sonrisa que él había utilizado conmigo hacía un momento. Limpié las lágrimas de mi rostro y levante mi barbilla caminando hasta él. Ya de frente, me deshice de la única prenda que cubría mi cuerpo, una camiseta holgada, que me vestía hasta la mitad del muslo y pertenecía a él.

Me deslicé sobre su cuerpo rozando mis labios contra su cuello hasta llegar a su oído.

— ¿Una última vez? —Le dije suavemente rozando mis labios en el lóbulo de su oreja. Él no perdió el tiempo y rodeó sus manos en mi cintura llevando su boca a mi cuello.

Erguida, con la mirada entre abierta y sin pestañear, enfocaba un espejo al final del pasillo, me reflejaba en él, y veía como el rímel se iba corriendo hasta cubrir mis ojos azules, dándole más volumen a mis ojeras, mi cabello negro estaba desordenado debido a la cantidad de veces que froté mis manos sobre él. Y sólo pensaba en una cosa, concentraba mi mente en ello, aprovechándome de lo vulnerable que podría llegar a estar Ty, (borracho y con una chica desnuda en frente) no tenía mucho tiempo para desarrollar mi plan así que debía hacerlo rápido.

Deslicé mis manos por su espalda hasta llegar a la parte alta de su pantalón y colocando mis manos dentro, las fui deslizando hasta que encontré mi objetivo, una vieja H&K VP70 que Ty llevaba consigo a todos lados. 

—A las chicas como yo no nos gusta que jueguen con nosotras Tyler Assagori —negué con la cabeza — ¿Ultimas palabras?

—¿Ah? — Dijo confundido e intentó echarse hacia atrás para verme la cara pero yo no permití que tuviera algo de tiempo. 

Mi pierna tomó impulso hacia atrás mientras sacaba la pistola de su pantalón, al momento en que la había sacado mi rodilla ya iba a medio camino hacia su entre pierna. Se dobló de dolor en cuando sintió el golpe y se derrumbó al piso con las manos sobre su ingle. Una mueca de sufrimiento, dolor y algo de miedo cruzó por su rostro.

—Mala elección de palabras Ty —Dije encogiéndome de hombros y sosteniendo la pistola de entre mis manos. 

Su cara se crispo de terror en cuanto comprendió cual era mi plan, intentó ponerse en pie, pero el dolor no lo dejo así que solo se arrastró tratando de llegar hasta la puerta. Unas ganas inmensas de patearlo hasta que me sangrara el pie llegaron a mi mente, y una sonrisa perversa cruzo por mi rostro, pero sacudí mi cabeza abandonando la idea, sabiendo que mi débil pie no le haría nada a su formado cuerpo.

—Adiós Ty, espero y aprendas algo para tu próxima vida. —Me agache y besé su mejilla, frotando suavemente mis manos sobre su cabellos. Luego volví a la posición donde estaba y disparé la pistola apuntando directo a su cráneo.

Ese fue el último día en la vida de Tyler.

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