Entre atardeceres y memorias.
Inviernos para enfriar las emociones, para alejar ese recuerdo de que alguna vez estuve contigo. Inviernos para congelar las flores, y no ver su belleza, que sólo me acordaba a ti. Inviernos de fiestas todas las noches, de no tener tiempo de dormir, y no soñarte. Inviernos de tardes frías junto a la hoguera, momentos que sólo sirven para recordarme que nadie está aquí, junto a mí. Momentos que dan tiempo de pensar cuán diferente era todo hace un par de años. Sé que en dondequiera que estés nunca encontrarás a nadie que te de todo lo que yo he y habría dado por ti. Nunca podrás vivir, con la misma intensidad que cuando estábamos juntos, tantas locuras en el parque, los ‘te quiero’ al oído, los arañazos en la espalda y las sonrisas cada mañana. Extrañaré tanto todo eso, hasta cada lágrima que derramé por tu culpa, cada engaño que me dijiste a la cara, y cada pelea bajo las sábanas acompañados de la luz de la luna. Y es que con lo que se trate a mal de amores, tú me h